Tania Martín Santos

Psicóloga general sanitaria

El blog de Tania Martín

Saludos y bienvenidos al blog de Tania Martín,

Estoy muy contenta de presentaros mi nueva página web donde, además de solicitar los servicios habituales de psicología, estrenamos este blog en el cual podréis encontrar gran variedad de artículos y recursos relacionados con la salud mental y el bienestar emocional.

En este blog poco a poco iréis encontrando información útil y práctica sobre temas como la ansiedad y todos los  trastornos relacionados con ella, la depresión y los trastornos afectivos, la gestión y control del estrés así como su prevención, las relaciones interpersonales, los problemas de autoestima, la comunicación efectiva, los procesos de duelo y mucho más; además de mis propias experiencias profesionales y consejos sobre cómo cuidar nuestra salud mental en el día a día.

No importa cual sea vuestra situación actual, ya sea que estéis lidiando con un problema específico, buscando formas de mejorar vuestra  salud y/o bienestar emocional o, simplemente, tenéis curiosidad en el tema, este blog tiene algo para todos. Esperamos que la página os resulte informativa y de utilidad y que disfrutéis navegando en ella.

¡Gracias por visitarnos y esperamos que volváis pronto!

Hablando de habilidades sociales...

Cuando hablamos de habilidades sociales nos referimos a todas aquellas conductas que la persona pone de manifiesto e indican cómo se respeta a sí misma, no vulnerando sus derechos, pero al mismo tiempo respeta los derechos de la otra persona.

Cuando decimos que una persona se respeta a sí misma, queremos decir que no actúa bajo la obligación y/o exigencia, es decir, que sabe decir NO cuando algo no le convence (incluso cuando no le apetece) venciendo el miedo a que el otro/a se pueda molestar o liberándose de esa culpa que muchas personas pueden sentir cuando hacen algo pensando en sí mismas, o incluso cuando rechazan algo pensando en sí mismas.

Si la reacción de los demás nos condiciona a la hora de actuar nunca seremos libres, y nunca actuaremos pensando en lo que de verdad nos apetece o necesitamos, siempre habrá alguien que se enfadará, o le molestará, o se decepcionará, pero eso no significa que tú seas bueno o malo, o que estés tomando una mala decisión, la reacción del otro le pertenece sólo a él, y no a ti, a ti sólo te pertenece cuidarte, escuchar lo que necesitas y cubrir esas necesidades sin miedo y/o culpa.

Muchas personas con problemas de autoestima carecen de habilidades sociales, concretamente de asertividad, desconocen sus derechos asertivos (decir NO, rechazar peticiones, expresar sentimientos de molestia etc.), o los conocen pero no se atreven a ponerlos en práctica, respetándolos.

Por eso la asertividad es tan importante, junto con la empatía, porque como siempre digo, QUIEN TIENE UN DERECHO TIENE UNA OBLIGACIÓN, por ejemplo, si tú tienes el derecho a decir no ante una petición de un@ amig@ tienes la obligación a respetar que en otro momento él o ella te diga que no.

Y con todo esto… alguien que hubo una vez en la que no se respetó, pero aprendió, y ahora es dueña de sus sentimientos y acciones, os animo a la reflexión.

AUTOESTIMA: El arte de quererse a uno mismo

Y aquí tenemos a nuestra querida autoestima, esa que a tantos falta y a algunos sobra.

Pues no amig@s, no es tan fácil, no es cuestión de tener o no tener, va mucho más allá…

Pero más adelante ya tendremos tiempo de definirla y clasificarla, antes quiero deciros que más allá de los conceptos clarificadores y clasificadores que más adelante encontraréis en este post, es  importante saber que la autoestima no es un concepto estable, es decir, circunstancialmente podemos tener momentos en nuestra vida en los que la tengamos más alta y en otros momentos más baja.

Existe cierta tendencia, que es la que valoramos los expertos, para dictaminar (si eso es acertado, pues no soy muy partidaria de estigmatizar con los dictámenes), quiero decir, cómo suele esa persona definirse a ella misma o describirse ante ciertas circunstancias, como por ejemplo ante dificultades en el trabajo, al relacionarse con las personas, al tener una relación, etc., cuál es la tendencia general de esa persona.

Dicho esto pasaremos a definir la autoestima describiéndola como la percepción que una persona tiene de sí misma, tanto a nivel físico como psicológico. Es un juicio que hacemos sobre nosotros mismos, que incluye nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.

¿Cuándo se desarrolla? en la infancia y se ve influenciada por diversos factores, como la relación con los padres, la educación recibida y las experiencias personales.

Los componentes principales de la autoestima son dos; la AUTOVALORACIÓN (valoración que hace la persona de sus capacidades) y la AUTOACEPTACIÓN (aceptación de nuestras limitaciones y defectos)

Una persona con una autoestima alta se siente valiosa y capaz. Se respeta a sí misma y se siente digna de amor y respeto. Una persona con una autoestima baja, por el contrario, se siente inferior y no se valora a sí misma. Se siente insegura y cree que no merece ser amada.

Con todo esto, os invito a hacer algo de introspección y navegar a lugares recónditos, que por alguna u otra razón hayáis escondido, ignorado y darle luz, mucha luz.

¿Qué hay detrás de una adicción?

Hay muchos tipos de adicciones, a la comida, a los juegos, a sustancias, al sexo, etc.

Hay muchos tipos de dolor, dolor físico, dolor emocional, agudo, crónico, somático, etc.

Y si nos preguntamos que hay en común entre un dolor y una adicción tenemos la respuesta al título de este post, necesitamos evadirnos del dolor para poder dejar de sentirlo.

No es fácil tolerar una frustración, aceptar un desengaño o decepción sin enojarnos y/o entristecernos, no es fácil afrontar un problema económico sin sentir miedo, sin anticiparnos a ese futuro incierto.

Manejar las emociones, regularlas, ponerlas en su sitio, aceptarlas y sentirlas no siempre es fácil, o bien porque no nos han enseñado o bien porque circunstancialmente no podemos.

Pero sí es fácil acudir a un alivio inmediato donde desconectemos de ese dolor, es fácil, es un camino de placer inmediato pero es un sendero peligroso al que cuesta atajar y encontrar la meta.

Algo que en principio nos proporciona placer y alivio a corto plazo, se convierte en un problema a largo plazo, y justo en eso consiste las adicciones, placeres inmediatos, anestesia emocional, no sentimos dolor.

La dificultad que puedan presentar ciertas personas a sostener un dolor y manejarlo sanamente a veces puede ser hereditario, es decir, en muchas adicciones detectamos familiares con problemas similares, por lo que una adicción puede tener un componente hereditario, o no!! a veces la persona ante un problema que le hace conectar con una emoción desagradable, no tiene, por falta de aprendizaje, los recursos suficientes para afrontarlo.

Con todo esto, el mensaje que me gustaría transmitir, es que veamos más allá de la adicción, tengamos presente esa falta de habilidades y enseñémoslas!!!! Y cómo? Normalizando ciertas emociones, validándolas para que la persona las pueda aceptar e integrar en su vivencia y realidad, y así poder estar más preparado/a para afrontar cualquier contratiempo.

Síndrome Postvacacional: Entendiendo sus desafíos y superando sus efectos

El período vacacional es una época muy esperada en la vida de muchas personas, ya que brinda la oportunidad de desconectar de las rutinas diarias y recargar energías. Sin embargo, al regresar a la vida cotidiana tras disfrutar de unos días de descanso, algunas personas pueden experimentar lo que se conoce como el síndrome postvacacional. En esta ocasión, exploraremos en qué consiste este fenómeno, su fundamento científico y ofreceremos algunos consejos prácticos para mitigar sus efectos y adaptarnos de forma más saludable a la rutina.

El síndrome postvacacional es un estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento. Los síntomas más comunes incluyen ansiedad, irritabilidad, fatiga, dificultades para concentrarse, tristeza y falta de motivación. Aunque no es un trastorno clínico oficialmente
reconocido, es una experiencia real para muchas personas y puede tener un impacto significativo en su calidad de vida.

Aunque algunos escépticos han cuestionado la existencia del síndrome postvacacional, numerosos estudios científicos han abordado este tema y ofrecido evidencias de su realidad. Algunos investigadores han encontrado que el estrés generado por el regreso al trabajo o estudio después de un periodo de descanso puede afectar el equilibrio emocional
y fisiológico de una persona. También se ha asociado con cambios en los ritmos circadianos, que regulan nuestros patrones de sueño y vigilia. Además, investigaciones en neurociencia han demostrado que el cerebro puede experimentar ciertos ajustes emocionales tras las vacaciones, contribuyendo a la aparición de síntomas
postvacacionales.

Afortunadamente, existen estrategias efectivas para enfrentar el síndrome postvacacional y facilitar una transición más suave hacia la rutina diaria:

  1. Planifica tu regreso: Trata de regresar de tus vacaciones con un margen de tiempo para adaptarte antes de volver al trabajo o estudio. Esto te permitirá organizar tus tareas y evitar sentirte abrumado.
  2. Establece una rutina gradual: Introduce paulatinamente tus responsabilidades diarias en lugar de hacerlo todo de golpe. De esta manera, te será más fácil ajustarte progresivamente a la rutina.
  3. Mantén hábitos saludables: Duerme lo suficiente, sigue una alimentación equilibrada y realiza actividad física regularmente. Estos hábitos contribuyen a tu bienestar emocional y te ayudarán a enfrentar el estrés postvacacional.
  4. Comparte tus experiencias: Conversa con amigos, familiares o colegas sobre tus vacaciones y cómo te sientes al regresar. Compartir tus emociones puede ayudarte a sentirte comprendido y apoyado.
  5. Busca actividades placenteras: Encuentra tiempo para realizar actividades que te gusten y te relajen. Leer, practicar deportes, meditar o simplemente pasear al aire libre pueden ser opciones útiles para reducir el estrés.

El síndrome postvacacional es una realidad que afecta a muchas personas tras las vacaciones. Si bien puede ser una experiencia desafiante, con conciencia y aplicando estrategias adecuadas, podemos minimizar sus efectos y adaptarnos de manera positiva a la rutina diaria. Recordemos que la salud mental es un aspecto fundamental de nuestro bienestar general, y cuidar de nosotros mismos nos permitirá enfrentar estos cambios con mayor fortaleza emocional.

Duelo desautorizado

¿Alguna vez habéis vivido una pérdida y el dolor que ésta os ha ocasionado no ha sido del todo validado, entendido y/o acompañado por vuestro entorno? 

Aprovecho esta oportunidad para compartir algunas experiencias al respecto y así también podréis conocerme un poquito más. 

He pasado por tres abortos perinatales, tres abortos en las semanas 9, 10 y casi 11. Abortos que fueron primero embarazos silenciosos, por el miedo a que no salieran adelante y así prevenir el dolor o disgusto que la interrupción pudiera suscitar en la familia, amigos, etc. 

Pero cómo no, una vez más el ser humano se autoengaña, y utiliza mecanismos, fallidos a mi parecer, para evitar o al menos reducir el dolor que un aborto pueda causar. 

¿Por qué os revelo todo esto? ¿Intimidades secretas? ¿Intimidades vergonzosas? Para nada, lo comparto porque experimenté un dolor que me fue difícil compartir, pues mis abortos fueron dentro del período esperable, ya sabréis muchos que hasta las 12 semanas la probabilidad que no avance una gestación es bastante alta, por lo que se considera “normal”, por lo que se minimiza el dolor de la pérdida. Y por ello se les llama duelos desautorizados, porque quien lo padece siente el no derecho a poder hablarlo ya que no hay un luto oficial ni un ritual que te haga ver que ha sucedido, porque no se ha conocido a quien se ha perdido, son duelos socialmente invisibles, son dolores más ocultos. 

Se pierden ilusiones, esperanzas, proyectos inevitables que una/o no quiere construir pero que son muy difíciles de reprimir. En mi último aborto, hubo una persona que me dijo que hiciera un vínculo con el embrión, que le hablara, que me comunicara con él, y lo hice, y cuando su corazón dejó de latir casi deja de hacerlo el mío. Le confesé las ganas que tenía de cuidarlo, que creía empezar a sentir algo por él/ella, vi cómo se movía, escuché su corazón, lo sentí un poquito más, me pude desprender de la negatividad, de mi lucha por no ilusionarme y no sentir la caída libre, y la sentí, pero cómo no, una vez más estábamos dentro del período esperable. 

Pero mis duelos desautorizados no sólo han sido perinatales, perdí tres perros, dos de ellos con un mes de diferencia, Nala, Ódena y Bruno. 

No os puedo explicar qué significan para mí los perros, es algo imprescindible en mi vida, y me niego a vivir sin ellos, me niego. Me niego a dejar de rescatar perros de la calle, a ofrecer segundas oportunidades a perros maltratados, a visitar perreras y ser socia de protectoras, pero lo más importante es que me niego a vivir sin ellos. 

Nala, Ódena y Bruno murieron, y dejé de poder seguir cuidándolos, pero lo peor de todo es que no podía abrazarme a una amiga/o llorando desconsoladamente por su pérdida, pues el contexto social quita valor al vínculo afectivo que haces con el animal, y mucho más a la pérdida de esa unión, minimizando una vez más el impacto. 

Para algunos son imprescindibles en nuestras vidas, y creedme, cada vez que se va uno de ellos se va un pedacito de sentido a la vida, que debes reconstruir, para seguir adelante sin ellos. 

Puedes llorar días seguidos por la muerte de un familiar, pero a veces es ridículo y exagerado hacerlo por algún animal de compañía, pero señores/as, no depende tanto de quién muere, sino del vínculo que hayas construido con ese ser, sea humano o animal, sea con cuerpo y alma, o sin cara y ojos, sea una realidad o un proyecto de vida, hable o ladre, esté dentro o fuera de ti. 

Jamás minimicemos el dolor por una pérdida, demos su espacio, su lugar, validemos y respetemos sus sentimientos, respetemos sus fases y dimensiones, dejemos a la persona sentir el dolor. 

Espero que esto pueda haber ayudado a alguien, y sobre todo espero poder estar un poquito más cerca de alguno de vosotros/as. 

¡¡Hasta pronto!!

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